No sé en que sitio exactamente. No sé si justo a la salida de Graceland pude leer: ”La casa del suegro de Michael Jackson, la casa del Rey del Rock and roll”. Fue después de haber entrevistado a Lisa Marie Presley, así que no le pude preguntar si había visto el “graffitti”.
De todas formas, es increíble como la pequeña mitología americana crea iconos ya no sólo semejantes, sino que quedan unidos por algún parentesco.
Elvis Presley representa lo mejor y también lo peor del “sueño americano”. Es un mito que como Kennedy, la Coca-Cola y Hollywood definen a Estados Unidos en el mundo. Barras y estrellas. Quizá luces y sombras.
No sé si llegaría a ser tan tajante como John Lennon que llegó a decir que antes de Elvis no hubo nada en la música. Ni siquiera pongo a Elvis con Jack Keruac, como los rebeldes de toda una generación de la vida americana.
Lo que sí sé es que sus discos son pequeñas y también enormes obras maestras. Elvis sabía elegir la mejores canciones, los mejores músicos y haber nacido en Tennesse, el estado americano de la música. El estado de Nashville y, también, de Menphis, la ciudad de Otis Redding, Aretha Franklin,Tina Turner, Issac Hayes, pero también la tierra de B.B. King .
En su centro histórico, en Beale Street no sólo nació el blues, el rock y el soul, nació la esencia de la música del siglo XX. Fue como si ese camionero de Tupelo se lo llevara todo por delante y hubiera absorbido toda la música nacida en Menphis , incluida la del profeta del rock, que fue Sam Phillips con su Sun Records.
Hay que visitar Menphis para entender que es el epicentro de la tormenta perfecta de la música. Donde explotan la música country, el blues, y el rock como si se tratara de la fusión del átomo para fabricar la bomba atómica de la música. Les dicen las tres Pirámides de la música, como la famosas pirámides de la antigua Menfis egipcia, de donde viene el nombre de la ciudad.
Si nos saltamos sus discos en la Sun. El primer álbum en estudio fue grabado en el famoso estudio B de la RCA en Nashville, en marzo de 1956. Han pasado 54 años. En ese álbum de la famosa portada que luego la copiarían hasta los Clash, estaban Blue Suede Shoes y “Tutti Frutti”, las esencias de Carl Perkins y Little Richard, pero en la voz de Elvis generaban una magia especial.
A Elvis no le gustaba escuchar sus discos. Miento. “From Elvis in Menphis” era algo muy especial para él. Quizá porque quince años desde su despegue volvía a grabar en un estudio de Menphis, con músicos de su tierra y con la contingencia de volver a tocar un poco de todo. Así nació en el album “In the Ghetto”.
El rey firmó 23 discos en estudio, 19 bandas sonoras de su empírico pasado por Hollywod y seis álbumes en directo. Ha vendido más de 200 millones de discos y la cuenta sigue.
Decía un fan de Elvis que le molestaba que recordaran más sus últimos días que su obra. Sus últimos días de bocadillos de plátano fritos, sus dietas estrafalarias, su pastillas, su oronda gordura. Por eso, viene a cuento este artículo, precisamente ahora que que se cumplen 75 años de su nacimiento. Al fín al cabo, como dice su eterna ‘Always on my mind’,”quizás no te he querido tan a menudo como hubiera podido, pero tu siempre estás en mi pensamiento”.
Fuente Original: Plásticos y decidelios