RD celebra natalicio de Juan Pablo Duarte, líder de la independencia nacional
Escrito por Editor La 91 el enero 26, 2022
Con la creación de La Trinitaria y de otras sociedades, como La Filantrópica y La Dramática, empezó una peligrosa lucha por la libertad.
La República Dominicana evoca este miércoles el 209 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte, ideólogo y fundador de la República Dominicana, nacido el 26 de enero del 1813. Hijo de Juan José Duarte y de Manuela Diez, fue bautizado el 4 de febrero de ese mismo año en la iglesia Santa Bárbara, de Santo Domingo.
El espíritu de Duarte fue “ánfora sellada de esencias dominicanas», expresa Víctor Garrido, en un texto publicado en la revista “Clío”, No. 14, del 1959. Y agregó: “Cuando un tosco capitán de navío le preguntó por su nacionalidad, él respondió sencillamente: dominicano”.
El intelectual se refería a un incidente que estremeció a Duarte cuando viajó por primera vez al exterior en el 1830. La hermana del patriota se refirió al desagradable momento en su famoso “Diario de Rosa Duarte”.
“Juan Pablo nos dijo varias veces que el pensamiento de libertar su patria se lo hizo concebir el capitán del buque español en donde iba para el Norte de América en compañía de don Pablo Pujols. Nos decía que, al otro día de embarcados, el capitán del buque y D. Pablo se pusieron a hablar de Santo Domingo sumamente mal y que el capitán le preguntó si a él no le daba pena decir que era haitiano. Juan Pablo le contestó: ‘Yo soy dominicano’; a lo que con despreció le contestó el capitán: ‘Tú no tienes nombre, porque ni tú ni tus padres merecen tenerlo porque cobardes y serviles inclinan la cabeza bajo el yugo de los esclavos’”, narró la patriota.
El capitán hacía referencia a la condición de sometidos de los dominicanos de la época, que permanecían bajo la dominación haitiana, instaurada por Jean Pierre Boyer en el 1822, cuando ocupó la parte oriental, amparándose en una gran fuerza armada que apoyaba su determinación de unificar la isla de Santo Domingo.
Duarte se refirió a sus sentimientos, causados por las ríspidas palabras del oficial. “La vergüenza, la desesperación que me causó tal confesión de que merecíamos ser tratados tan sin ninguna consideración me impidió pronunciar una palabra, pero juré en mi corazón no pensar ni ocuparme de proporcionarle los medios, sino de probarle al mundo entero que no tan sólo teníamos un nombre propio dominicanos, sino que nosotros (tan cruelmente vilipendiados) éramos dignos de llevarlo”, confesó.
La Trinitaria
Prendió en Duarte la idea de liberar de la dictadura haitiana a los pobladores de la parte Este, y tras retornar a la isla desde España, en 1838, fundó la sociedad secreta La Trinitaria, junto a un grupo de lugareños, con el firme propósito de liberar la porción oriental.
Con la creación de La Trinitaria y de otras sociedades, como La Filantrópica y La Dramática, que promovían las ideas libertadoras, empezó una peligrosa lucha por la libertad, que cristalizó la noche del 27 de febrero del 1844, cuando fue proclamada la independencia, en ausencia de Duarte, quien se había exiliado para evadir la persecución haitiana.
En el momento culminante, la apacible ciudad de Santo Domingo se perturbó con el estallido del trabucazo disparado por el prócer Matías Ramón Mella ante las personas congregadas para presenciar el hecho que transformó la vida insular.
En el baluarte el patriota Francisco del Rosario Sánchez pronunció la expresión “Dios, patria y libertad”, y los presentes exclamaron ¡Viva Juan Pablo Duarte!, evocando al gestor de la separación.
Con el acto épico finalizaban varios años de trabajo arriesgado, emprendido por una joven generación encabezada por Duarte y Diez, organizador de la resistencia contra la dominación haitiana, tras la fundación de La Trinitaria y de otras sociedades, que le permitieron encausar el descontento provocado por el mando haitiano, imperante durante 22 años.
Un héroe vejado y perseguido
El sostenido trabajo de Duarte por la consecución de la libertad de su patria no fue reconocido de inmediato en los primeros tiempos de la era republicana.
De hecho, una vez se produjo la proclamación de la independencia, Duarte empezó a recorrer el camino del martirio que lo llevó a la cárcel, en el gobierno encabezado por Pedro Santana y luego a un penoso exilio.
Mientras vivía en la pobreza, en Venezuela, el patriota falleció, en Caracas, 15 de julio de 1876, sin que le hubiesen reconocido sus grandes méritos.
Formación humanística
Tempranamente Duarte se destacó por su inclinación al estudio y al cultivo de las artes cuando vivía en el Santo Domingo ocupado por los haitianos.
Recibió educación privada en idiomas, Filosofía, Derecho Romano y otras disciplinas a cargo de reconocidos profesores e intelectuales como Augusto Brouard, Mr. Groot, Manuel María Valencia y Juan Vicente Moscoso, quien fue rector de la Universidad de Santo Domingo, contó el historiador Juan Daniel Balcácer en su libro Duarte revisitado.
Igualmente, el patriota dejaba constancia de su inclinación por las letras. A juicio del investigador Orlando Inoa, sus poemas “son una extensión de sus ideales; de la manera en que observaba la realidad y de los sentimientos que esta suscitaba en su espíritu”.
La lírica conservada del prócer fue publicada después de su muerte en la República Dominicana. Por primera vez se difundió un verso suyo el 25 de junio de 1884, en la Revista Científica, Literaria y de Conocimientos Útiles, editada en Santo Domingo por el poeta José Joaquín Pérez y el médico cubano Guillermo de la Fuente.
El historiador Juan Daniel Balcácer considera que “Duarte es un singular ejemplo de devoción y entrega de la libertad del pueblo dominicano por los riesgos y peligros que afrontó en el decurso de esa lucha redentora; por los innumerables obstáculos que superó a lo largo del proceso independentista; por el alto precio político y militar que pagó al no brindarse para que su liderazgo se convirtiera en fuente de discordia entre sus compatriotas, y, sobre todo, por el injusto olvido al que fueron relegadas su vida y su obra pública, por virtud del caudillismo y el desmedido culto a la personalidad imperantes en la sociedad dominicana desde los tiempos de la Primera República Dominicana”.