La pérdida de Whitney Houston ha sido una de las que más ha costado asumir durante los últimos años. Tras el éxito del documental ‘Amy’ en 2015 era cuestión de tiempo que se elaborara uno sobre la carrera de la artista americana y esta semana ‘Whitney’ ha llegado a las pantallas españolas tras su paso por el festival de Cannes. Su director es Kevin Macdonald, ganador de un Oscar por el documental de 1999 ‘Un día en septiembre’, y también responsable de ‘El último rey de Escocia’, ‘Touching the Void’ o el recomendable documental sobre Bob Marley, ‘Marley’.
El miedo que había en torno a ‘Whitney’ era lo que tenía de “biografía autorizada”: el hecho de haber podido contar para el documental con la participación de la familia de la cantante, lo que incluye a su madre o a su ex marido Bobby Brown, que maltrató a Whitney, hacía temer que se esquivaran cuestiones tan importantes en su vida como la adicción a las drogas, que finalmente pudo con ella; los abusos sufridos de niña o los traumas infantiles. Al final, pasa más bien lo contrario. Sí vemos a Brown bastante incómodo tratando las cuestiones más escabrosas de la vida de la artista, pero al final la parte personal de la carrera de Houston tiene un peso demasiado grande, en detrimento de la parte más artística.
Así, aunque se agradece que Kevin Macdonald haya evitado dedicar ‘Whitney’ a engrandecer su figura en modo fan, se termina pasando demasiado por encima de algunos puntos importantes de su carrera discográfica. No es que no veamos cómo se gestaron las colaboraciones con Mariah Carey o George Michael, apenas a la cantante en el estudio, seleccionando su repertorio, o narrando anécdotas de sus composiciones favoritas; es que se pasa por completo por encima de un pedazo de “comeback” como fue el de ‘My Love Is Your Love’ o ‘It’s Not Right, But It’s OK’, una canción de supervivencia llena de dobles sentidos que se continúa pinchando a día de hoy. Si en ‘Amy’, el uso de letras superpuestas y traducidas, servía para subrayar el talento de Winehouse como compositora, aquí no encontramos nada similar. De alguna manera se sobreentiende que Whitney fue grande, pero no se explica para quien dentro de un par de décadas se enfrente a este documental queriendo acercarse a su figura.
Kevin Macdonald ha hecho bien en evitar lo sensacionalista (por ejemplo excluyendo los muchos vídeos desastrosos de su directo de las últimas giras que se han subido a Youtube), pero ‘Whitney’ parece más pensado para el público casual que conoció, como todo el mundo, a Houston y sus canciones, y quiere saber más sobre su vida personal y las causas que condujeron a su muerte; que como documental melómano. Alguien que quiera aprender o recordar algo de la cultura musical de los años 80 y 90, qué contexto llevó a sus canciones a ser tan monstruosamente exitosas, cómo decidió sumergirse en lo bailable, qué significó para la comunidad negra su alcance mundial o de qué manera influyó en la industria el petardazo que supuso la banda sonora de ‘El guardaespaldas’ en formato CD no encontrará aquí demasiadas respuestas. 6,5.