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Elon Musk, CEO de Tesla, confirmó este martes que la compañía desplegará una flota inicial de diez vehículos autónomos en Austin, Texas, antes de que termine junio. Esta iniciativa representa la primera fase del proyecto de 'robotaxis' de la empresa, según declaró en una entrevista con CNBC.
Los autos que se utilizarán serán modelos Model Y modificados con tecnología de conducción autónoma. Musk precisó que la prueba se limitará a una zona específica de Austin, donde Tesla tiene su sede, y que el desempeño inicial determinará la escala del proyecto.
«Es prudente comenzar con un número reducido, confirmar que todo va bien y luego ampliarlo», explicó Musk, quien añadió que el servicio podría extenderse a miles de unidades si no se producen accidentes.
Tesla también implementará un monitoreo riguroso de los vehículos durante esta etapa inicial. «A medida que la confianza crezca, se necesitará menos supervisión», indicó.
Una vez finalizada la prueba en Austin, la empresa planea extender el servicio a otras ciudades, como Los Ángeles y San Francisco.
Waymo, la filial de Alphabet y uno de los competidores más avanzados en este campo, ya ofrece servicios comerciales de robotaxis en varias localidades de Estados Unidos, alcanzando los 250,000 viajes de pago por semana, según datos de la compañía.
Las declaraciones de Musk se producen poco después de que la revista Forbes advirtiera sobre los riesgos del despliegue de los ‘robotaxis’ de Tesla, calificándolo como “un desastre a la espera de suceder” debido a lo que considera atajos tecnológicos por parte de la compañía.
Forbes criticó la prolongada apuesta de Musk por la conducción autónoma y subrayó que Tesla no ha demostrado que su tecnología sea "lo suficientemente segura" para operar en vías públicas. También señaló que los nombres de sus sistemas Autopilot y Full Self-Driving (FSD) son "engañosos", tienen "un historial mortal" y carecen de transparencia.
La publicación también cuestionó el uso exclusivo de cámaras por parte de Tesla para la navegación, en lugar de sensores más robustos como el radar o el LiDAR. “Su insistencia en confiar en cámaras económicas en lugar de sensores más robustos para desplazarse por entornos urbanos complejos podría convertir el despliegue en Austin en un auténtico desastre”, advirtió Forbes.