Cuando parecía que los Yankees estaban a punto de despedirse de la postemporada, Aaron Judge volvió a demostrar por qué es el alma del Bronx.
El capitán sacudió un jonrón monumental de tres carreras que cambió el destino del Juego 3 ante los Azulejos de Toronto, en una noche donde la épica regresó al Yankee Stadium con una victoria de 9-6 que mantiene viva la serie.
El conjunto neoyorquino había caído en un abismo temprano, abajo por cinco carreras, mientras el zurdo Carlos Rodón sufría otro castigo severo con batazos de Vladimir Guerrero Jr. y compañía. Pero el estadio revivió en el cuarto inning, cuando Judge cazó una recta de Louis Varland a casi 100 millas por hora y la envió contra el poste de foul del jardín izquierdo, desatando una explosión de euforia en las gradas. Fue un batazo histórico, el primero desde 2008 conectado ante una recta tan rápida y tan adentro de la zona.
El impulso no se detuvo ahí. En la entrada siguiente, Jazz Chisholm Jr. disparó un cuadrangular solitario que selló la remontada y encendió nuevamente al público.
El bullpen respondió a la altura del desafío, trabajando más de seis entradas sin permitir carreras, mientras Judge completaba la obra con una espectacular atrapada en el jardín derecho, ovacionado por los fanáticos que gritaban su nombre.
Con esta actuación, Judge elevó su total de hits en la postemporada a 11 —la cifra más alta de su carrera— y devolvió la esperanza a unos Yankees que habían sido superados ampliamente en los dos primeros juegos en Toronto.
Ahora, con el ánimo recargado y el Bronx rugiendo, la serie se trasladará al Juego 4, donde Nueva York buscará completar la remontada y mantener viva la ilusión de octubre.