Imagen ilustrativa.
La dieta nórdica, tradicional en países como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, está ganando reconocimiento por sus beneficios para la salud del corazón, según recientes investigaciones.
Cecilie Kyro, epidemióloga del Instituto Danés del Cáncer, estudia cómo este patrón alimentario, que incluye alimentos autóctonos de la región, puede reducir el riesgo de enfermedades.
En su infancia, Kyro recuerda desayunos con “unas simples hojuelas de avena frías” y almuerzos con smorrebrod, un sándwich abierto elaborado con pan de centeno y arenque en escabeche. Las cenas típicas consistían en tubérculos acompañados de pescado o pequeñas porciones de carne.
Al igual que la dieta mediterránea, la dieta nórdica enfatiza el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, grasas saludables y proteínas magras. Sin embargo, se diferencia en el uso de aceite de colza (canola) en lugar de aceite de oliva y en la inclusión de vegetales como nabos, zanahorias, chirivías, col y coliflor. También destaca el consumo de bayas autóctonas como arándanos, fresas y arándanos rojos silvestres.
La dieta promueve alimentos no procesados y cereales integrales como avena, cebada y centeno, utilizados en productos como los crispbreads, panes planos crujientes. El consumo de lácteos bajos en grasa, principalmente yogur, y pescados grasos como salmón, caballa, sardinas y arenque, es frecuente. Se limita el consumo de carnes rojas y procesadas, huevos, aves, alcohol y alimentos con azúcares añadidos y alto contenido en sodio.
Especialistas señalan que la dieta nórdica, rica en fibra y ácidos grasos omega-3, ayuda a reducir el colesterol LDL o “malo” y protege contra infartos y accidentes cerebrovasculares.
“Como la dieta es rica en fibra y grasas saludables, es lógico que también sea buena para el corazón”, afirma Kjetil Bjornevik, profesor adjunto de epidemiología y nutrición en la Escuela T. H. Chan de Salud Pública de Harvard.
Además, investigaciones dirigidas por Kyro vinculan el consumo de cereales integrales con un menor riesgo de diabetes tipo 2 y cáncer colorrectal, reforzando así el impacto positivo de la dieta nórdica en la salud pública.
Un aspecto importante de la dieta nórdica es comprar alimentos locales y de temporada, lo que puede tener grandes beneficios para el medio ambiente.
Los alimentos de origen local requieren menos transporte, lo que se traduce en menos emisiones de gases de efecto invernadero. Y las investigaciones sugieren que los patrones dietéticos basados en plantas emiten menos gases de efecto invernadero y requieren menos tierra, agua y fertilizantes que los basados en animales.
No hace falta que vivas en la región nórdica para practicar los principios fundamentales de la dieta.
Intenta dar prioridad a los alimentos integrales o mínimamente procesados, ricos en fibra y grasas insaturadas y bajos en azúcares añadidos y sodio. Eso incluye mucha fruta y verdura, y fuentes saludables de proteínas como el pescado graso, los frutos secos y los lácteos bajos en grasa.
Kyro recomendó investigar qué puedes comprar de forma local. ¿Se cultivan frutas o verduras cerca? ¿Vives cerca de un cuerpo de agua donde haya pescado graso?
Cualquiera puede incorporar a su dieta alimentos cardiosaludables y de inspiración nórdica, dijo Bjornevik, aunque vivas a océanos de distancia.
Con información de The New York Times