Un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alerta sobre los riesgos de que la inteligencia artificial (IA) y la automatización aumenten la brecha entre países ricos y pobres, afectando especialmente a mujeres, jóvenes y comunidades vulnerables en desarrollo.
Durante décadas, los países de ingresos bajos lograron reducir las diferencias con las naciones más avanzadas mediante tecnología, comercio y desarrollo. Sin embargo, la irrupción de la IA podría revertir estos avances y ampliar nuevamente las desigualdades, si no se implementan políticas inclusivas y estrategias de gobernanza responsables.
El documento titulado “La próxima gran divergencia: Por qué la IA puede ampliar la desigualdad entre países” advierte que la IA, sin regulación adecuada, podría incrementar las diferencias económicas, de capacidades humanas y de gobernanza entre naciones.
Los autores destacan que el punto de partida ya es desigual y que, sin medidas políticas deliberadas, los progresos en reducción de la desigualdad podrían perderse.
La región de Asia y el Pacífico concentra más del 55% de la población mundial y más de la mitad de los usuarios globales de IA. Allí, la tecnología podría aumentar el crecimiento del PIB regional en unos dos puntos porcentuales anuales y elevar la productividad hasta en un 5% en sectores clave como salud y finanzas.
Solo las economías de la ASEAN podrían sumar cerca de un billón de dólares en la próxima década.
No obstante, la rápida adopción de la IA también conlleva riesgos. Millones de empleos, sobre todo los ocupados por mujeres y jóvenes, están altamente expuestos a la automatización si no se aplican principios éticos e inclusivos.
Kanni Wignaraja, directora regional del PNUD, señaló: “La IA avanza a toda velocidad, y muchos países aún están en la línea de salida”. La experiencia de Asia y el Pacífico evidencia cómo pueden surgir rápidamente brechas entre quienes desarrollan la IA y quienes la reciben.
Mientras Singapur, Corea del Sur y China invierten fuertemente en infraestructura y habilidades relacionadas con la IA, otros países enfrentan dificultades para mejorar el acceso digital y la alfabetización tecnológica. Estas limitaciones no solo restringen los beneficios de la IA, sino que aumentan sus riesgos, especialmente para mujeres, jóvenes y comunidades rurales o indígenas.
En el sur de Asia, por ejemplo, las mujeres tienen hasta un 40% menos de probabilidades que los hombres de poseer un teléfono inteligente. Además, muchas comunidades quedan fuera de los conjuntos de datos que entrenan los sistemas de IA, lo que incrementa los sesgos algorítmicos y la exclusión de servicios esenciales.
Philip Schellekens, economista jefe del PNUD, advirtió: “La principal línea de falla en la era de la IA es la capacidad. Los países que inviertan en habilidades, computación y gobernanza sólida se beneficiarán; otros corren el riesgo de quedarse muy atrás”.
Fuente: Infobae